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PRIMAVERA: SINÓNIMO DE VIDA SANA

La primavera es sinónimo de nacimiento y renovación de muchas enfermedades infecciosas.

La primavera es tiempo de nacimiento y renovación. Dejamos atrás el invierno y nos preparamos para disfrutar del amplio abanico de posibilidades que nos ofrece esta estación. La naturaleza se viste de verde e inunda de aromas frescos y vivos colores todo lo que toca. Aprovecha su impulso vital para renovarte por dentro.

Y aunque a veces con nuestro comportamiento parece que lo olvidamos, el ser humano también forma parte de la naturaleza. Al igual que los animales y las plantas se preparan para recibir cada nueva primavera, nosotros también debemos adecuar nuestro estado físico y anímico para disfrutar plenamente del amplio abanico de posibilidades que nos ofrece esta estación.

En invierno, el encierro entre cuatro paredes, el exceso de comida y bebida, la falta de ejercicio y un mayor consumo de medicamentos, acumulación de toxinas. La llegada de la primavera es la excusa perfecta para mejorar nuestro cuerpo mediante la práctica regular de ejercicio físico –el buen tiempo invita a hacer deporte al aire libre– y una dieta completa y equilibrada.

En esta época las verduras y hortalizas, carnes, pescados y frutas de temporada que nos ayudan a limpiar el cuerpo y a disfrutar de los beneficios propios de una vida sana. Beber agua, es decir, mantenerse bien hidratado, es uno de los pilares básicos para el buen funcionamiento de nuestro organismo.

Sin agua, no hay vida. El 60% del cuerpo humano es agua y necesita del líquido elemento para realizar acciones tan vitales como transportar los alimentos y gases a las células, regular la temperatura corporal y eliminar los deshechos y sustancias tóxicas. Además, es un aliado para la belleza: contribuye a mantener la piel tersa y joven, y las uñas y el pelo fuertes y brillantes. Por si todo esto no fuese suficiente, también ayuda a adelgazar, entre otras cosas, porque suprime el apetito de manera natural y ayuda al organismo a metabolizar las grasas acumuladas. Se recomienda beber entre 2 y 3 litros de agua al día, de manera regular y sin esperar a sentir sensación de sed, está especialmente recomendado beber uno o dos vasos de agua por la mañana, nada más levantarse y en ayunas. De esta forma, se consigue una mejor hidratación y se activan los mecanismos de limpieza del organismo. El agua puede provenir de los líquidos que ingerimos, de los alimentos que consumimos y del propio organismo que también produce agua como consecuencia del metabolismo. Frutas y verduras son los alimentos con un mayor porcentaje de agua en su composición.

Muchos ancianos no ingieren la cantidad de líquido requerida y entre las consecuencias de una deficiente hidratación se encuentran: digestión lenta, estreñimiento, concentración dela orina favoreciendo la formación de cálculos, acumulación de grasa corporal.

Otra forma de aportar al cuerpo la cantidad de líquido que necesita cada día es comer de forma regular frutas y verduras de temporada, ya que contienen un elevado porcentaje de agua en su composición. Además de calmar la sed de forma apetitosa y contribuir a mantener la piel bien nutrida e hidratada, con el consumo de estos alimentos obtenemos nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento nuestro organismo. Las frutas y las verduras presentan un bajo aporte energético y resultan muy adecuadas para las épocas de calor, en las que nuestro cuerpo no necesita tantas calorías, como en las estaciones más frías, para mantener la temperatura corporal.

Estos consejos sumados a una actividad al aire libre hace que disfrutemos a pleno la mejor estación del año.

Información de referencia, para tener un asesoramiento completo, no deje de consultar a su médico de referencia.

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